Construcción del mundo, ese es uno de los grandes temas para el escritor de Fantasía. Pero no menos importante es la presentación que hacemos de ese mundo a ojos del lector.
En la primera aventura queríamos una historia con mucho ritmo narrativo, que fluyera vertiginosamente para divertir y enganchar. Las circunstancias ayudaban: un protagonista que había pasado la mayor parte de su vida aislado, y acaba de salir al mundo exterior. Mundo sobre el que no conoce nada y, a decir verdad, poco o ningún interés pone en comprender…
Nuestra intención a lo largo de las novelas que compondrán la historia de Delbaeth es presentar el mundo en el que se desarrolla la acción como un abanico. En Camino de odio apostamos por personajes, acción y diálogos. Esto seguirá siendo así a lo largo de la trama, pues es lo que nos divierte y lo que (creemos) ha sorprendido gratamente y también servido de disfrute para nuestros lectores. Pero los que leáis La enemistad de un mago no llegaréis al Reino, lugar en el que transcurre la acción, de nuevo. Por ello, en esta segunda novela profundizaremos en las particularidades de este mundo.
Para ello nos servimos de los nexos creados en la primera aventura: Camino de odio. Tres de los temas que hemos recuperado para desarrollar más profundamente serán…
1. Vildaron y la cosmogonía naturalista del mundo de Delbaeth
En el primer libro, Laurentius el mago confía unas bayas a Ratón, que proceden de un extraño y colosal árbol llamado Vildaron, un Árbol Primordial que conserva en el interior de su torre panóptica. Según el mago, sus frutos son capaces de restablecer el vigor y cualquier herida al que los ingiere. Pero, ¿hay más árboles así? ¿de dónde han salido y por qué tienen esas propiedades curativas?
En el segundo libro ahondaremos en la existencia de estos prodigios, pues en efecto, aún quedan algunos en el mundo de Delbaeth Rising. Como irá descubriendo el lector, son un mito que forma parte de la cosmogonía o historia de la creación del mundo. En los días antiguos, mucho antes de los elfos y los dragones, los Árboles Primordiales fueron abundantes y sus frutos nutrían a todos los seres vivos. Fue una era de esplendor y bondad. De lo que fueron y lo que quedó de ellos es un tema que nos fascina, así que le daremos especial relevancia. El árbol eterno, dotado de eterna vida y cuyas raíces se extienden a lo largo de miles de kilómetros es un tema que conecta profundamente con la mayoría de las mitologías de nuestro mundo. Se trata de una imagen particularmente rica y sobre todo, muy potente en unos tiempos en que la naturaleza está necesitada de todo nuestro respeto y veneración. En el mundo del gladiador elfo, la naturaleza es exuberante , todavía indómita e incluso inexpugnable. Regresaremos al principio de los tiempos para avanzar a través del futuro, donde Roland, Túril y Zarunzaki serán nuestros guías.
2. El éxodo de los dudilgos respecto al reino de Cróren y su encuentro con otros pueblos. Choque de culturas y dioses.
Por referencias simbólicas, charlas de Laurentius, o a través del conocimiento de personajes aficionados a la Historia como Gumbald el Rubio, en Camino de odio nos hicimos una idea general del lugar en el que transcurre la acción, que solo es una parte de un mundo mucho más vasto.
No quisimos abrumar al lector con excesiva cantidad de detalles, manía bastante común en las novelas de Fantasía que nosotros hemos querido sacudirnos. Siguiendo con la idea de abanico, o andamiaje argumental, en esta segunda entrega sí profundizaremos, por ejemplo, en el orden social del Reino.
Nos inspiramos en la época tardoromana para ambientar un mundo joven, repleto de cambios convulsos. Un escenario en el que más que en entidades nacionales, los grupos humanos se identifican por etnias. Hemos hablado pues del carácter de Terrana na Dudilg y cómo se fundó el mayor y más prospero reino humano gracias a la reina que da nombre al país, que huía de Ghaulia. Ahora descubriremos por qué la joven caudilla ghaula, a diferencia del reino de Cróren, no deseaba someterse a los dragones. En La enemistad de un mago ahondaremos en las las gentes notables que la siguieron en su éxodo y en las rivalidades que las enfrentan. También conoceremos a un habitante de Cróren, que quizá nos dé una idea de por qué Dudilga y los suyos huyeron de allí…
3. La asimilación de cultura y dioses, fundando una entidad nacional nueva.
En el segundo libro, pues, nos acercamos más a cómo los habitantes del mundo de Delbaeth entienden la religión. El Reino es producto de la aculturación de varios grupos étnicos, la combinación de su ética, tradiciones y valores que, como en la antigüedad, nosotros hemos querido representar a través de los dioses.
En su camino al exilio, Dudilga se encontró con los habitantes naturales del actual Reino: los dunzinos, los kalenkos y los khalusitas. A los khalusitas ya los conocéis, han regresado a un lugar del que fueron expulsados y que ya no reconocen como su hogar. Tanto ellos como los demás grupos fueron desplazados y se dividieron en varias líneas étnicas, desperdigándose al oeste, norte y este, incapaces de frenar el ascenso de los ghaulos exiliados.
Trofi, Aron, Enki, Narana e incluso la propia Dudilga son dioses adorados en el Reino. Conoceremos a otros, como los hijos gemelos de Enki: Ócaro y Jateo, avatares de la magia y de la guerra, o Dapenta, entidad menor asociada a las bodas y la familias. Tanto unos como otros tienen orígenes muy distintos. Ya sean héroes deificados o divinidades por derecho propio, algunos fueron traídos por los ghaulos y otros fueron asimilados de los panteones de los pueblos locales.
En fin, esperamos haber insinuado un poco por dónde irán los tiros. ¿Os anima?
Hasta aquí la entrada de la semana. Deciros que tenemos muchas ganas de hincarle el diente al capítulo cuarto y ponernos manos a la obra con una trama que nos apasiona.
¡Hasta la semana que viene!